El verdadero valor se construye en lo cotidiano
¿Alguna vez te has preparado para una gran presentación, con diapositivas perfectas y un discurso impecable, solo para sentir que tu valor no se reconoció por completo?
La mayoría de las veces pensamos que la influencia se ejerce en los grandes escenarios y bajo los reflectores. Sin embargo, la realidad es que la mayor parte de nuestra autoridad se construye lejos de ellos, en los momentos invisibles del día a día.
La influencia no es un evento único, es un hábito continuo. Es en esa conversación de cinco minutos en el pasillo, en un mensaje de chat informal o en una reunión espontánea donde realmente se demuestra de qué estás hecho.
Son en estos espacios donde se construyen la confianza, la credibilidad y la reputación profesional que te posicionan como un referente.
La importancia de la conexión auténtica
Aprovechar estos momentos no se trata de hablar por hablar. Se trata de ser intencional con lo que se dice y cómo se dice.
La clave está en la claridad de tus ideas y tu capacidad de conectar e inspirar en cada oportunidad a través de historias que te legitimen como un líder capaz y creíble.
Como señala el experto en comunicación Carmine Gallo: “La persuasión es un arte, no una ciencia, y su esencia radica en contar historias que se queden grabadas en la mente”.
El caso de Martha: influencia en el escenario vs. el día a día
Hace unas semanas, en una sesión de planeación estratégica, conocí a Martha, la directora general de una empresa de tecnología.
De inmediato me di cuenta de que su carisma era innegable. Es una oradora nata que cautiva a cualquiera con su visión y energía. Con los clientes, es una experta cerrando tratos importantes y comunicando el valor de su empresa de forma impecable.
Pero mientras la observaba, noté algo curioso: aunque su presencia era imponente en grandes foros, en el día a día con su equipo la cosa cambiaba.
Martha se enredaba en detalles al responder preguntas rápidas y se frustraba por no poder expresarse con la misma claridad que en el escenario. Sus ejemplos no conectaban con su equipo, lo que limitaba su influencia y frenaba el impulso de su propio equipo.
La inteligencia social como motor de liderazgo auténtico
El verdadero valor de una persona no está solo en lo que sabe, sino en cómo lo comparte de forma natural y efectiva.
Como lo pone de manifiesto Daniel Goleman en Primal Leadership, los líderes más efectivos son aquellos que dominan la inteligencia social: ser vulnerables, mostrarse auténticos y conectar emocionalmente con los demás en cada interacción.
Cuando eres capaz de hacer esto, te conviertes en un activo valioso para cualquier equipo u organización.
Además, según un estudio de McKinsey & Company, el 80% de la comunicación en el lugar de trabajo ocurre en interacciones no programadas. Esto significa que la mayor parte del tiempo tienes la oportunidad de construir tu autoridad y confianza fuera de los grandes foros.
Conclusión: tu reputación se construye en lo invisible
El valor que aportas se mide también por cómo te posicionas en cada pequeña interacción.
Los momentos invisibles son la base sobre la que se construye una reputación de liderazgo auténtico, credibilidad y confianza genuina.