En los posts pasados de esta serie (Historias de Conexión, de Origen, de Lecciones Aprendidas y de Carácter), hablé de la relevancia de establecer confianza y simpatía en ti. Hay una tercer cualidad que está 100% relacionada con tu capacidad profesional: tu credibilidad o expertise.
Ése uno de los dos objetivos de la quinta y última categoría de historias: de Insight. Otro objetivo consiste en compartir una solución a un problema. Lo bueno es que ambos objetivos se suelen lograr con la misma historia.
Las redes neuronales y tu imagen
En el contexto de negocios o de una organización, todos estamos construyendo nuestra opinión sobre los demás, querámoslo o no. Estos juicios, tarea del Sistema 1 de acuerdo a la teoría de los dos sistemas descrita por Daniel Kahneman, los hacemos de manera automática, pero los vamos actualizando conforme pasa el tiempo.
De hecho, esto está en el corazón del concepto “redes neuronales”, sobre el cual se ha construido la inteligencia artificial moderna. Jeff Dean es el líder de Inteligencia Artificial para Google, y desde hace meses también su Chief Scientist Officer. En su TED Talk del 2021, Jeff describió este término:
“Una red neuronal es como se oye, una serie de neuronas artificiales interconectadas que vagamente imitan las propiedades de las neuronas reales. Una sola neurona en uno de estos sistemas tiene varias entradas, con un peso asociado, y la salida de una neurona es una función de las entradas multiplicada por los pesos. Así de simple, y muchos de estos trabajan juntos para aprender cosas más complicadas. Entonces, ¿cómo se aprende en un sistema neuronal? El proceso de aprendizaje consiste en hacer pequeños ajustes en los valores de peso, reforzando la influencia de algunas cosas, y debilitando aquella de otras”.
Todos los que te rodean, y los que te acaban de conocer, tienen una idea sobre ti, basada en las interacciones contigo o en lo que han escuchado sobre ti. Esa imagen se va modificando con tus acciones y tus palabras. De ahí la relevancia de trabajar en cómo te expresas y en cómo compartes una idea.
¿Qué quieres que digan sobre ti?
Hace algunos años fui a las oficinas de una de las cadenas de farmacias más grandes en México. Para la tercer reunión con el equipo de mi cliente (Talento, Comunicación, Cultura) noté que algo sucedía cada vez que el director de Talento intervenía: el resto de sus colegas, quizá sin darse cuenta, sacaban sus teléfonos y empezaban a enviar mensajes.
Primero me costó entender qué estaba pasando. Luego puse atención, y me di cuenta que sus participaciones eran rebuscadas y usualmente poco relevantes. Su equipo se había acostumbrado a no ponerle atención.
¡Imagínate que eso te pase a ti! Las Historias de Insight son una excelente herramienta para establecer tu credibilidad y tu relevancia.
En una de las primeras escenas de Hamilton, el musical sobre el primer Secretario del Tesoro de los Estados Unidos donde sólo actúan personas asiáticas o de color y que está en escena desde el 2015 en Broadway, puedes ver el otro extremo de lo que le pasaba al Director de Talento.
Después de asombrar a sus nuevos amigos con un solo sobre su visión y su proyecto de vida (“I’m not throwing away my shot”), los amigos se voltean a ver y, hablando de Hamilton, dicen en voz alta: “Pongamos a éste al frente de un grupo” (“Let’s get this guy in front of a crowd”).
Ése es el potencial de las Historias de Insight.
Básicos
De los tipos de historias que hemos presentado hasta ahora, ésta es la que más seguido deberías usar en tu trabajo.
Estas historias suelen ser sobre un momento en el que descubriste la solución a un problema o la relación entre dos variables. Se suelen contar desde la posición de experto, o al menos de curioso sobre un tema, y funcionan para establecer credibilidad profesional.
El primer ejemplo es de Ken Robinson, a quien perdimos en 2020 por cáncer.
Intenta encontrar la estructura de la historia.
Ejemplo 1: Ken Robinson y la obsesión con las carreras profesionales
“Creo que estamos obsesionados con hacer que la gente entre a la universidad, ciertos tipos de universidad. No quiero decir que no deban ir a la universidad, pero no todos necesitan ir, y no todos necesitan ir ahora. Tal vez van más tarde, no de inmediato.”
Hace un tiempo estuve en San Francisco autografiando libros. Había un hombre comprando un libro, de unos 30 años.
Y le dije: “¿A qué te dedicas?”
Y él dijo: “Soy bombero”.
“¿Cuánto tiempo llevas siendo un bombero?”
“Siempre, siempre he sido un bombero”.
“Bueno, ¿Cuándo lo decidiste?
“Cuando era niño”. Dijo: “En realidad, fue un problema para mí en la escuela, porque en la escuela, todo el mundo quería ser bombero”.
“Pero yo quería ser bombero. Cuando llegué al último año de la escuela, mis profesores no lo tomaban en serio. Había un maestro en especial que no lo tomó en serio. Me dijo que estaba desperdiciando mi vida si eso es todo lo que elegía hacer, que debería ir a la universidad y convertirme en un profesional, que tenía un gran potencial, y que yo estaba desperdiciando mi talento en hacer eso”.
“Fue humillante, porque él lo dijo delante de toda la clase, y realmente me sentí muy mal. Pero es lo que yo quería, y tan pronto como salí de la escuela, Me postulé para el cuerpo de bomberos y fui aceptado”.
“Recientemente estuve pensando en ese hombre, hace unos minutos cuando estabas hablando, acerca de este profesor”, dijo, “porque hace 6 meses, le salvé la vida”. (Risas) Dijo, “Tuvo un accidente de auto, y lo saque, logre darle resucitación cardiopulmonar, y también le salvé la vida a su esposa”.
“Creo que ahora, él piensa mejor de mí”.
Saben, para mí, las comunidades humanas dependen de una diversidad de talento, no una concepción única de la capacidad.”
Análisis
En total, Ken habla menos de un minuto y medio, pero es suficiente para llevarnos por distintas escenas y sentimientos. ¡Hasta nos hace reír!
Veamos la estructura:
– Punto (“creo que estamos obsesionados con hacer…”) y un juicio (“no todos necesitan ir, y no todos necesitan ir ahora…”),
– Historia (“hace un tiempo, estuve en San Francisco…”), que cierra con un
– Elemento inesperado de humor (“Creo que ahora…”), y finalmente, un
– Insight (“Saben, para mí…”).
El punto y el juicio iniciales me parecen muy atinados: captan la atención y pican la curiosidad.
La historia que cuenta Ken Robinson (“hace un tiempo…”) también funciona muy bien. Incluye una cantidad suficiente de contexto, empieza fuerte y tiene todos los elementos de una buena historia (lugar y tiempo, personaje, cosas que suceden, diálogos, elementos sensoriales, y algo inesperado).
En su blog, la emprendedora y escritora Wes Kao sugiere empezar una historia en el momento en el que “estás a punto de ser comido por un oso”.
“Por ejemplo, puedo contarte una historia sobre cómo fui de camping: Hace tres meses, comencé a investigar sobre parques nacionales. Investigué opciones de alquiler de automóviles. Compré una sudadera de Patagonia. Manejé cinco horas hasta el parque. Montamos nuestra tienda de campaña. Finalmente, 30 minutos después, digo: Y en la última noche, Steve dejó carne seca afuera. Escuchamos ruidos afuera. Lo siguiente que sabemos, casi nos come un oso.” Empieza tu historia justo antes de la parte más importante, concluye Kao, y es justo lo que hace Ken Robinson.
Va otro ejemplo, una historia que contó Rishi Sunak, el Primer Ministro inglés, en el primer discurso que dio a su partido.
Ejemplo 2: la historia de Rishi Sunak
“Nunca dejes que nadie te diga que somos un país racista. No lo es. Mi historia es una historia británica. Una historia sobre cómo alguien puede llegar a Inglaterra con muy poco y convertirse en Primer Ministro en tres generaciones. Cuando me convertí en Primer Ministro, mi abuelo vino al Parlamento a verme. Mientras esperábamos en Westminster Hall, en el pasillo por donde Disraeli y Churchill habían caminado tantas veces, mi abuelo sacó su teléfono e hizo una llamada. Yo le dije, no sé si puedas hacer eso aquí, ¿te puedes esperar tantito? Él me contestó que le estaba marcando a la señora a la que le rentó el departamento cuando se mudó por primera vez a la India. Sólo quería contarle dónde estaba parado”. Estoy orgulloso de ser el primer Primer Ministro asiático, pero estoy más orgulloso de que ni siquiera sea algo tan importante.”
Análisis
A estas alturas, estoy seguro que ya te sientes cómoda identificando la estructura de esta historia. Va como la veo yo:
– Punto (“nunca dejes…”),
– Historia (“cuando me convertí…”), que cierra con un
– Elemento inesperado (“Sólo quería contarle dónde estaba parado”), y un
– Insight (“Estoy orgulloso…”).
¿Duración? Un minuto y medio, incluyendo pausas.
Por último, y antes del reto, una sugerencia: si quieres dominar este tipo de historias, construye el hábito de siempre estar en búsqueda de aprendizajes que puedas compartir en formato de historia. Apúntale a recolectar una Historia de Insight al mes, pero de preferencia una a la semana.
Hay demasiado sucediendo a tu alrededor. El reto está en poner atención.
Dos ejemplos. Mientras los leas, busca cada uno de los elementos. ¿Cuáles están presentes? ¿cuáles faltan?
Ejemplo 3: Ella Fitzgerald y Marilyn Monroe
(Esta historia la encontré en un post de LinkedIn. Como la historia es del dominio público, estudiémosla sin pensar en quién la cuenta y a quién. Tú decide)
Nos gusta pensar que cada uno de nosotros tiene una capacidad de persuasión infinita. La realidad es que a veces necesitas la ayuda o patrocinio de otras personas para impulsar tu idea.
Ella Fitzgerald era una cantante de jazz afroamericana que, aún y después de veinte años en la escena musical profesional, nunca había sido invitada a cantar en un club famoso. La cantante quería actuar en el Mocambo, un famoso club de jazz de Los Ángeles. El gerente del Mocambo se oponía a contratarla por las represalias que podría tener por contratar a alguien negro.
Frustrada, Ella buscó a su amiga Marilyn Monroe. Marilyn intervino llamando al gerente del club y ofreciendo sentarse en la primera fila todas las noches en que Ella fuera el número principal.
El gerente aceptó, y el club se llenó cada noche, impulsando a Ella hacia la fama.
(historia adaptada de una que aparece acá: https://www.linkedin.com/pulse/lesson-persuasion-from-marilyn-monroe-ella-fitzgerald-daniel-jacobs/)
Ejemplo 4: la historia de Aimee Mullins
(Esta historia la tomé de la TED Talk de Aimee Mullins, una actriz y activista a la que tuvieron que amputarle las piernas debajo de las rodillas debido a una condición médica)
“Estaba hablando con un grupo de alrededor de 300 niños, de seis a ocho años, en un museo infantil, y llevé conmigo una bolsa llena de piernas, similares a las cosas que ven aquí, y las coloqué en una mesa para los niños. Y, por mi experiencia, ya sabes, los niños son naturalmente curiosos acerca de lo que no conocen, o no entienden, o les resulta ajeno. Solo aprenden a asustarse de esas diferencias cuando un adulto los influencia para comportarse de esa manera, y tal vez censura esa curiosidad natural, o, ya sabes, limita el hacer preguntas con la esperanza de que sean niños educados. Así que me imaginé a una maestra de primer grado en el vestíbulo con estos niños revoltosos, diciendo: “Ahora, hagan lo que hagan, no miren las piernas de ella”.
Pero, por supuesto, ese es el punto. Por eso estaba allí, quería invitarlos a mirar y explorar. Así que hice un trato con los adultos de que los niños podrían entrar sin ningún adulto durante dos minutos por su cuenta. Se abren las puertas, los niños se lanzan sobre esta mesa de piernas, y están pinchando y palpando, y están moviendo los dedos de los pies, y están tratando de poner todo su peso en la pierna corredora para ver qué pasa con eso. Y les dije: “Niños, muy rápido: me desperté esta mañana y decidí que quería poder saltar sobre una casa, nada muy grande, dos o tres pisos, pero, si pudieran pensar en cualquier animal, cualquier superhéroe, cualquier personaje de dibujos animados, cualquier cosa que puedan soñar en este momento, ¿qué tipo de piernas me construirían?”
Inmediatamente, una voz gritó: “¡Canguro!” “No, no, no. ¡Debería ser una rana!” “No. Debería ser Go Go Gadget!” “No, no, no. Deberían ser Los Increíbles.” Y otras cosas con las que no estoy familiarizado. Y luego, un niño de ocho años dijo: “Oye, ¿por qué no querrías volar también?” Y toda la habitación, incluyéndome a mí, dijo: “Sí.” Y así, de repente, pasé de ser una mujer a la que estos niños habrían sido entrenados para ver como “discapacitada” a alguien que tenía un potencial que sus cuerpos aún no tenían. Alguien que incluso podría ser súper habilidosa. Interesante.
Reto
Instrucciones
1. Abre tu calendario de la semana pasada.
2. Busca algún momento donde aprendiste o descubriste algo gracias a tu expertise (es decir, un aprendizaje que quizá alguien sin tu expertise hubiera desaprovechado)
3. Estructura esa experiencia como lo acabamos de ver: punto, historia, elemento inesperado, insight
4. Grábate en audio
5. Escucha el audio y contesta la siguiente rúbrica:
Rúbrica
1. ¿La contaste en menos de noventa segundos? SI / NO
2. ¿Incluiste todos los elementos de las Historias de Insight (punto, historia, elemento inesperado, insight)? SI / NO
3. ¿Cuentas esta historia desde tu expertise? ¿te ayuda a establecer credibilidad como un experto? SI / NO
Ebook en camino!
El Equipo de Astrolab decidió juntar todos los artículos de esta serie en un ebook que publicaremos en la siguiente semana. Si quieres recibirlo, déjanos un comentario, escríbeme a andres@astrolab.mx, o mándame un Whatsapp al +1 2679285517.
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