Ser claro, memorable e inspirador es de esos hábitos que crees tener hasta que sucede una de las siguientes:
a) Eres sometido a una retroalimentación 360 y tu equipo te califica: ‘nunca te entiendo’, ‘eres muy confuso’, ‘tus juntas son largas’, ‘te envuelves mucho en tus conversaciones’, ‘no terminas tus ejemplos’, ‘alargas demasiado los detalles’.
b) Eres grabado en video y lo ves después de un tiempo: ‘¿a poco hablo así?’, ‘me muevo demasiado’, ‘ya me perdí’, ‘¿qué fue lo que dije?’.
El problema es que pocas veces nos enfrentamos a una de las anteriores, ¿cuándo fue la última vez que te grabaron en video y te diste el tiempo de analizarte o que te dieron una retroalimentación sincera?
Piensa en hábitos como vestir bien o comer. Quién se va a animar a decirte: ‘estás haciendo ruido con la boca’ o ‘te das cuenta que usas las manos para empujar la comida’ o ‘esos pantalones ya están para la basura’. Mucho menos te darán ese feedback si eres el jefe.
Ser inspirador no le concierne solamente al área comercial o de ventas en una organización. Nos concierne a todos, desde el reclutador, hasta el personal de limpieza, hasta tu jefe directo, sea quien sea. Puede que ese jefe seas tú.
En una organización con la que colaboramos hace algunos años, nos pidieron tomar un taller que era parte de su proceso de inducción. Éste tenía lugar en un cuartito pequeño que estaba en el punto más remoto del estacionamiento. Nos combinaron con un grupo que se sumaría a la empresa en los próximos días.
Cuando salimos después de 5 horas de teoría, los asistentes se preguntaban entre sí: ‘¿te quedaron claras las prestaciones?’ ‘¿entendiste por dónde hay que entrar para registrarse a la plataforma digital?’ ‘¿cómo está el apoyo por nacimiento?’ ‘¿ése nos toca a nosotros o no?’
Los instructores, que seguramente dan un taller como ésos todos los días, nunca preguntaron: ‘¿me estoy dando a entender?’. Le pusieron play y no se detuvieron hasta terminar. Imagina todas las dudas con las que se quedaron los asistentes. ¿Cuántas de ellas impactan al negocio?
Hace unos seis meses, me invitaron a dar una charla con el top 300 de una compañía. Estaba el CEO, los directivos y gerentes con mayor responsabilidad en la empresa.
Hice tres preguntas:
“¿Consideras que eres claro?” –usé una aplicación que se llama PollEverywhere en donde todos pueden responder desde su celular.
6 de cada 10 personas respondieron que con frecuencia sus equipos entienden lo que se les pide.
“¿Tu equipo recuerda sus tareas?” –en una pantalla al frente ellos podían ver en tiempo real las respuestas de sus compañeros.
4 de cada 10 respondieron que frecuentemente sus equipos recuerdan lo que se les pide.
“Y ¿lo ponen en práctica?” –todos tardaron más tiempo en responder ésta.
1 de cada 10 respondió que sus equipos llevan a la práctica las tareas que se les pide.
En Astrolab creemos que puedes ser mejor: puedes ser más claro cada vez que hablas, puedes lograr que la gente recuerde lo que le pides, puedes mover a los demás e inspirar a muchos.
Si mejoras, le haces un favor a tu audiencia porque ser claro impacta en que ellos sean mejores: ¿entendieron?, ¿lo recuerdan?, ¿saben cómo accionarlo?
El impacto de ser claro en el contexto de una organización es enorme. Según un estudio realizado por Watson Wyatt Communication, las compañías que comunicaron mensajes directos, honestos y relevantes a sus empleados tuvieron 47% más retorno para los accionistas en un periodo de 5 años.
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