Hace seis meses aproximadamente, un amigo se acercó para pedirme un consejo. Realmente lo veía contrariado, confundido e indeciso, pues no sabía qué decisión tomar.
Me siento muy bien en donde estoy trabajando, la verdad es que no me puedo quejar del sueldo, mucho menos de las prestaciones. Se me acaba de acercar una empresa de recién llegada a la ciudad, pasé 5 filtros, los últimos dos con la presencia de varios directores, y hoy recibí la oferta. Es muy generosa, me ofrecen 20% más de lo que gano actualmente más un viaje de entrenamiento por un mes, con todos los gastos pagados.
Me llamó poderosamente la atención que en toda su explicación, no había otros elementos más que temas meramente económicos. Cuantas veces hemos escuchado la famosa frase “If you pay peanuts, you get monkeys” dando a entender que si la paga es poca, el talento al que se accede es escaso. En contraste, me parece que la solución tampoco es pagar lo más posible, pues en el momento en que llegue otra empresa con un poco más, la mayoría de las personas que estén motivadas por lo económico, no dudaran en cambiar de compañía.
Después de escuchar sus argumentos, le pregunte si ya había analizado qué tan compatible era con la nueva cultura a la que estaría llegando, a lo cual me respondió:
He escuchado que su cultura es parecida a la nuestra, pero también he escuchado que son mas estrictos en temas de horarios, jerarquías y flexibilidad. Creo que no estaría muy alejado de lo que estoy haciendo ahorita.
Finalmente, le pregunté si conocía el propósito de la empresa a la que llegaba y al mismo tiempo, si conocía el propósito de la empresa en la que laboraba en ese entonces. Su respuesta fue:
¿Te refieres a la misión y visión de la empresa? No la conozco si te soy sincero. Y en lo que respecta a la empresa en la que trabajo, pues si la he visto por todos lados, pero están muy largas como para aprendérmelas, pero tiene que ver con ser una empresa responsable.
El valor de un propósito
No lo culpo. Pocos conocen el propósito de la empresa para la cual trabajan y en numerosas ocasiones, se llega a confundir propósito con misión y visión. Sería bueno establecer una definición de propósito, pero sería mejor si doy algunos ejemplos:
Starbucks – “Inspirar y nutrir el espíritu humano: Una persona, una taza de café y una comunidad a la vez”
Nike – “Llevar inspiración e innovación a cada atleta en el mundo. (Si tienes un cuerpo, eres un atleta)”
Southwest Airlines – “Conectar personas a lo que es importante en sus vidas, a través de viajes aéreos amigables, confiables y de bajo costo”
Cómo lo menciona Mark Bonchek en su artículo “Purpose is good. Shared purpose is better“, el propósito está orientado a lo que una compañía puede hacer junto con el cliente. A diferencia de lo anterior, la misión se enfoca en lo que una compañía pueda hacer para el cliente. Un propósito conecta de forma más auténtica y profunda con los clientes mientras que una misión simplemente establece qué se pretende entregar como oferta de valor al cliente.
Respecto a mi amigo protagonista de la historia inicial, la compañía donde estaba laborando finalmente se enteró de la propuesta y le mejoró la propuesta. Prácticamente ambas ofertas eran las mismas en lo económico. Le pregunté que decisión tomaría, y me dijo lo siguiente:
Me quiero quedar en la empresa. Lo he pensado bien, y me dí cuenta que me siento muy bien trabajando en éste lugar. Me han apoyado en diversas ocasiones y me siento muy identificado con la compañía. Definitivamente me llamaba la atención moverme a la otra empresa, pues representaba algo nuevo, pero decidí no hacerlo porque me dí cuenta que comparto los ideales de mi actual organización y difícilmente podré encontrar eso en otro lugar.
Como podemos apreciar, conocer y compartir un propósito con nuestra gente, es muy poderoso, al grado de atraer y retener talento en las organizaciones. Si bien no es la solución a todos los problemas, definitivamente eleva a las empresas al siguiente nivel.
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