Nunca me había percatado de que hay muchos bebés cerca de mi entorno.
Pero desde hace algunos meses me he topado a muchos de ellos por todas partes: en aviones, en restaurantes, en hospitales. Parece como si todos hubieran aparecido de un día a otro.
Eso, o que mi atención se redirigió a raíz del embarazo de mi esposa y del nacimiento de mi hijo hace dos semanas (¡todo salió bien!).
Maria Konnikova, editorialista de The New Yorker en temas de psicología, escribió Mastermind, un libro sobre cómo razona Sherlock Holmes. En él, Konnikova explica las distintas técnicas de observación y de deducción que Holmes pone en práctica para resolver misterios.
Uno de los temas más recurrentes en el libro es el tema -y el poder- de focalizar la atención en lo verdaderamente importante, no en lo trivial.
-Independientemente de la situación, contestar a la pregunta de qué -específicamente- quieres lograr te pondrá en el camino de maximizar los recursos de tu limitada atención. Te ayudará a dirigir tu mente y a predisponerte con las metas y pensamientos que verdaderamente importan, y te ayudarán a ignorar los que no.
¿De qué sirve esto en el mundo de los negocios y qué tiene que ver con bebés? Que predisponer nuestra mente ayuda a concentrarnos en lo importante. En mi caso fue inconsciente, pero se puede hacer de manera voluntaria cuando tenemos claridad de visión, cuando tenemos claro qué queremos lograr, dónde estamos actualmente y qué tenemos que hacer para alcanzar nuestros objetivos.
Dice Jeff Weiner que ser inspirador -lo que diferencia a un líder de un administrador- emana de tres cualidades. Una de esas cualidades es la de tener claridad de visión: una persona con claridad de visión pone todos sus recursos mentales al servicio de lo verdaderamente importante… y por esto se vuelve inspirador para su equipo.
¿Qué tan común es esta claridad de visión en los VPs, directivos y gerentes de empresas mexicanas? Salvador Alva aseguró en su conferencia del Foro Mundial RH 2015 que muy pocos equipos directivos tienen la misma visión.
Con frecuencia nos reunimos con clientes que nos plantean problemas como los siguientes:
-Necesito que toda la organización sea embajador de marca.
-Perfecto. ¿Me puedes platicar con más detalle a qué te refieres?
-Sí, que todos sean ejemplares.
Nuestra labor como consultores es insistir para clarificar:
-¿Ejemplares ‘cómo’? ¿qué significa ser ejemplar? ¿ejemplares ‘con quién’? ¿cuándo? ¿cómo y cada cuándo vamos a medir eso? ¿por qué es importante? ¿qué tantos embajadores de marca existen actualmente? ¿qué pasa si no logramos convencer a nadie de ser embajador de marca?
No es fácil contestar a todas esas preguntas: requiere de un conocimiento profundo de las causas y efectos de lo que sucede en su entorno.
Sin embargo, de vez en cuando conocemos a directivos o gerentes que tienen claridad de visión sobre el problema que nos plantean -y sobre todo su trabajo-, y entonces nuestro trabajo con ellos es mucho más fácil y tiene más impacto: nos ahorramos confusiones, retrabajo y malentendidos.
En ocasiones, alcanzar esa claridad de visión es difícil: existe mucha incertidumbre en el mundo de los negocios y en las relaciones interpersonales (donde entra el liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo, etc).
Una forma de superar esto es buscando historias -en nuestra organización o fuera de ella- que representen la visión que queremos, es decir, historias de personas / equipos / plantas que ya están viviendo la visión que queremos promover. Esas historias concretan nuestra visión -versus dejarla en el mundo de la abstracción- y nos dejan ver que es posible alcanzarla.
Y mejor aún: ayuda tener historias que podamos contar para comunicar nuestra visión de forma específica.
Southwest hizo esto de forma memorable con un video donde escuchamos historias que dejan ver cómo ya se están viviendo cada uno de los pilares de su propuesta de valor. En concreto, te recomiendo ver del 0:58 al 2:58:
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