Máxima #1 de la colaboración

Por: Óscar Ramírez

Al cerebro humano le gusta hacer suposiciones.

En un contexto meramente social, esta habilidad nos ayuda a conocer a los demás y anticiparnos a sus necesidades.

Lo peligroso es cuando lo trasladamos al mundo de los negocios.

Hace tiempo, impartimos el programa iNSPiRA como parte de un proyecto de consultoría. Al líder de proyecto en la empresa le llamaré Pit para mantener su anonimato. Desde que iniciamos la relación laboral, Pit y yo nos entendimos muy bien. Él también tomaría el iNSPiRA y, naturalmente, estaba muy entusiasmado por esa parte del proyecto.

Cuando le pedí la información para los diplomas, Pit me mandó los nombres y puestos de todos los asistentes pero olvidó ponerme su puesto. Le llamé por teléfono pero no lo encontré, entonces tomé la decisión de ponerle el título de ‘líder del proyecto’. Se me hizo un buen detalle. Y mandé a la imprenta.

Dimos el taller, entregamos los diplomas y yo seguí colaborando con Pit para las siguientes fases del proyecto. Pero su actitud cambió. Después del taller, ya no me contestaba las llamadas, me entregaba tarde los documentos, parecía ignorar algunas de mis sugerencias, y hasta me dejaba de ver a los ojos.

Gerardo, que también participaba en el proyecto, me dijo:

–¿Sabes que Pit se molestó por el título que pusiste en el diploma, correcto?

–¡¿Qué?! ¡Eso no tiene sentido! ¡Seguro es otra cosa!

Esperé otra semana de trabajo forzado hasta que, luego de una reunión, encontré la oportunidad de platicar con Pit y decidimos comer juntos.

–¿Todo bien?, le pregunté

–Sí, me respondió y siguió la conversación. Pero su lenguaje corporal decía lo contrario.

–¿Seguro que todo bien? ¿qué pasó después del taller?

–Pues está lo del diploma…

Pit había hecho algunas suposiciones a partir de ese evento. Cuando Pit recibió su diploma, él esperaba otro título. Era obvio que era el ‘director’ del área, no sólo ‘líder’ y para él era muy importante ese rol. Más aún, en el diploma de uno de sus pares sí veía el título correcto. Yo no lo supe interpretar.

–No sé por qué me cambiaste el título, Óscar. No lo entiendo.

–Pit, te pido una disculpa por eso. Déjame te cuento mi parte de la historia.

Conversamos por una hora. Desde entonces, Pit quitó el freno de mano y el proyecto avanzó más rápido. Más allá, yo también quité el freno de mano. Desde entonces, hemos colaborado mejor y el proyecto va dando resultados.

Me ayudó a reforzar una máxima de la colaboración: “No adivines. Mejor pregunta”.

Escribí otra historia sobre este tema en 2011, en mi blog personal.

Sobre el autor

Óscar Ramírez

Cofundador & CMO

Óscar cree que estamos hechos para crear y que el futuro del trabajo exige re-aprender a planear, colaborar y liderar a otros. 🙌


Fecha:
18 de agosto de 2015

Categoría:
Learning


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